El gasolinero gay y el atracador

Un día cualquiera, de cualquier día normal en la vida de una persona anónima e introvertida, el decidió salir a conocer personas de una manera diferente, llevaba mucho tiempo encerrado en su timidez, pensó que la mejor manera de abrirse e interactuar con los humanos era dando masajes tántricos, nunca lo había hecho,  quizás llegaría a explayarse y romper ese silencio que todos llevamos dentro que nos habla con pequeños susurros sinceros y atrevidos, “¡Hazlo!”

Su profesión por vocación era la física, con sus teorías y todas las fórmulas que con llevan, esta rama de la ciencia tiene muchas y las que falta por descubrir y demostrar, la física es infinita e indeterminada en algunos situaciones semejante a las personas. 

Se sentía encapsulado, quería poner en práctica la nueva teoría, el alma de la física y su cuerpo, deseaba romper su silencio interior, pensó que sus manos tenían un don, y podía trasmitirlo y conectar con otros cuerpos y llegar a tocar el alma de algún humano desconocido para conocerlo, poder relacionarse y abrirse a este mundo fatigada y estresado por las prisas y la hipocresía del desdén.

Llego el día que comenzó a dar los deseados masaje a personas anónimas y clases de yoga sin frontera, lo llamaba así porque sus alumnos mientras lo practicaban y estiraban los músculos del cuerpo para crear una distensión, alma cuerpo, lo realizaban desnudos, así la vergüenza se desvanecía por debajo de la puerta. 

Su nuevo trabajo lo ejercía en paralelo al otro, lo mantenía en secreto, ese dinero extra que le proporcionaba no le hacía falta para pagar facturas, pero corría el riesgo de que si se enterara su jefe, chafado a la antigua lo despediría, pero el riesgo valía la pena, esta vida hay que hacerla de cemento armado si no quieres que te destruyan.

Los nervios de su cuerpo corrían más rápido que la sangre por sus venas, se paró un instante en el descansillo de la habitación donde iba hacer su primer masaje, su cliente le esperaba, para los dos era la primera vez, se presentaron e intercambiaron dos besos budistas en la mejilla, le invitó a desnudarse completamente, para que el masaje fuera más fluido y levitador, los dos permanecieron sin ninguna prenda, habitaba el silencio, sus manos recorrían y se deslizaban por el cuerpo como la física cuántica y partículas de los átomos. 

La sesión duró ochenta minutos, los dos cuerpos se comprendieron hablaban con caricias y fricción, pero decidieron que por hoy era suficiente, se vistieron sin apenas soltar una palabra, se miraron fijamente por unos pocos segundos, el cliente le dejó el dinero encima de la vieja mesita de madera donde estaban la cremas hidratantes, se despidieron escuetamente con un hasta luego y gracias. 

Pero por dentro de ellos quedó algo desconocido y con hormigueo, pero en ese momento fue una anécdota nueva. Pasaron unas pocas semanas y el cliente volvió a pedirle cita porque necesitaba relajarse y salir del estrés, necesitaba sus manos mágicas y su cuerpo desnudo perfumado de su calor natural embriagador con conexión a otro planeta hegemónico. Los dos estaban esperando a volverse a ver y comprobar si la primera sesión sólo fue un espejismo en este desierto de ciudad hambrienta de encontrar alguna luz cálida. Volvieron a realizar el mismo ritual que la primera vez, desnudarse sin mediar palabra, el masajista puso música de meditación para armonizar la sesión con acordes tibetanos. Metió sus manos en el tarro de la crema de la aloe vera, estaba muy fría, la empezó a extender por ese cuerpo templado y tembloroso, sus manos calentaban la crema y se fundía por la espalda, por las piernas, como la cera de una vela que se va derritiendo por su diminuta luz, tiritaban por dentro. El masajista solapó su pecho sobre la espalda del cliente, empezó a deslizarse sobre él con convergencia, la erección se notaba en el culo del cliente como frotaba su capullo judío circuncidado por su ano, la revolución había comenzado, deslizó sus labios protuberantes carnosos por el cuello, por las orejas del cliente sin titubear, se dejaba llevar por un impulso inconsciente, luego se tumbaron uno al lado del otro apoyando sus costados en el futón, se besaron desde fuera hasta dentro, por fin se tocaron por primera vez un órgano, el órgano que palpita y bombea sangre, luego el masajista se revolvió y se tumbó encima de su cliente se enzarzaron a lengüetazos,  bocados, y retozones, el cliente intentó follarle su culo pero el masajista no se dejó, con mucha arrogancia y seguridad, el cliente le exclamó a su oído !tú y yo sabemos que vamos a terminar haciendo el amor!, hubieron unos breves y largos segundos de respuesta espontánea, SÍ. 

Sonó la alarma, esa sesión terminó de manera regresiva y se guardaron emociones para la próxima vez.

Quedaban claras algunas preguntas no hechas entre ellos, pero sí para si mismo, había física entre ambos y resiliencia.

El masajista no se dejaba dominar por ninguna adicción, quería tener el control absoluto absurdo de sus acciones y no perder el control para no salir de su camino recto de las emociones, enamorarse no estaba en su diario de abordo, periferia vivir sin sentir, para no tener que vivir con dolor.

El cliente pidió hace mucho tiempo una orden de alejamiento hacia el amor, fue cumplida satisfactoriamente.

Hay pensamientos que son independientes de nosotros, por mucho que intentes censurarlos tienen vida propia y ajena a la razón.

Llego la tercera sesión, esa habitación, ese futón estaban preparados, de los otras dos veces aún estaba caliente, olía a cuerpos mancipados, esta vez el saludo fue más próximo y ya había unas cuantas moléculas de confianza, comenzó con el ritmo de siempre pero algo más acelerado, esta vez sí que hubo la magia decisiva. De repente tocaron a la puerta con mucha prisa, era un compañero del coworking, necesitaba su ayuda porque un cliente se había desplomado por un bajón de tensión. El destino provoca muchas incertidumbres ajenas a nosotros, esta vez no quería que ese masaje se terminará hoy, quedó esperando en la sala de espera para una próxima vez.

Al viernes siguiente, el cliente le envió un mensaje a su masajista para comer con él, quedaron en las torres, el cliente llegó 10 minutos tarde, a veces unos pocos minutos de demora pueden tener un significado de nervios relevantes.

Comieron sushi y abrieron la compuerta de la conversión intimista,  después de la comida, el cliente invitó a su masajista a su casa para continuar la charla, llegaron al apartamento, estaba gélido por la ausencia de la calefacción, para entrar en calor se metieron dentro de la cama hicieron una siesta despertando la lujuria, se empezaron arrancar la ropa a jirones, ya estaba conectada la calefacción humana, empezaron a comerse a besos y a más besos por esos dos cuerpos trémulos, el frenesí les dominaba como animales salvajes en su habita carnal, si existiera el infierno estos dos arderían en el.

El masajista se montó enzima de su cliente mientras los labios seguían unidos, eran adherentes y las lenguas entrelazadas, salivaban y la saliva se mezclaba, el masajista cogió la polla de su cliente y empezó acariciase su ano con el capullo, jugueteaba y gemían, el mismo se introdujo la polla lubricada en su culo  de porteño con curvaturas perfectamente redondas, entro hasta dentro del todo, el cliente no paraba de hacer sentadillas entrando y saliendo, la polla se descapullaba con mucha facilidad en su interior, parecía que se conocían ese culo y esa polla de siempre, encajaban como un tornillo y una tuerca, sé corrió enseguida, pero el masajista no le permitió que lo hiciera dentro, le dijo quizás más adelante, cuando te lo ganes de forma legítima, le baño todo su culo con una leche recién ordeñada, estaba muy caliente casi se lo quema, luego siguieron con el forcejeo, el cliente le cogió la polla se la acariciaba, se la metió en la boca, se la introdujo toda hasta el interior de su garganta profunda, ¡que rica!, le hizo una paja, sé corrió encima de su pecho peludo, después de tanto orgasmo estaban extenuados, se abrazaron y les salió un suspiro lánguido, permanecieron cogidos dos horas sin casi pronunciar palabra, pero si intercambiaban las miradas de conjuro etéreo, los dos estaban descomulgados, por fin.

El Pastor

Era una mañana fría, Tomás el pastor se dirigía hacia su establo en medio del valle, sus 70 años empezaron ya hace mucho a pesarle, pero su amor por la naturaleza y su carácter huraño le daban fuerzas para seguir adelante. Le quedaban unos 500 metros para llegar, pero él sabía que algo no iba bien, su perra Niebla no había salido en su búsqueda, aceleró el paso y se la encontró tirada en el suelo con el cuello destrozado a dentelladas.Se reclinó a su lado y le empezó a acariciar la cabeza mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, cogió su móvil y avisó al seprona.Durante las dos horas que tardó en llegar el cabo Rodrigo, Tomás estuvo abrazado a su perra, su ropa estaba empapada de sangre. Rodrigo le dijo que entrarán al pequeño cobertizo y que se calmara un poco, eran viejos conocidos aunque hacía 15 años que no se habían dirigido una palabra. Tomás aceptó la mano que le brindó Rodrigo y se dirigieron al cobertizo los dos abrazados, después de una media hora de interrogatorio se despidieron. 

Rodrigo a sus 50 años seguía igual que el día que se conocieron, pero esta vez la barba blanca y la corpulencia de su cuerpo sí que habían llamado la atención de Tomás que lo estaba recordando mientras se limpiaba desnudo en un barreño, su pecho cubierto de un manto de vello blanco se iba llenando de espuma y su aroma fue reconfortadolo, su mano izquierda bajó hacia su enorme polla y la empezó a acariciar lentamente de repente la puerta se abrió, era Rodrigo que había estado observando la escena desde una pequeña grieta de la pared como tantas veces hacía desde hace años sin que Tomás se percatara, vivía obsesionado con él, desde los 15 años se masturbaba pensando en él, pero para Tomás la diferencia de edad siempre fue un obstáculo, era la primera vez que veía su miembro y eso le nubló la cabeza, se arrodilló enfrente de él y le gritó HAZME TUYO aunque solo sea una vez en mí vida.

Tomás sonrió y le dijo que está bien, pero que no acepta ningún no, Roberto asentía con la cabeza. ¡Desnúdate y ven! rápidamente Roberto le hizo caso, no sabía qué pensar pero la situación le excitó muchísimo su polla esta bien dura algo que a Tomás no le gusto y soluciono con un apretón de huevos mientras le decía es mí turno.

Lávame, pero mientras lo haces tienes que lamerme los sobacos, las ingles y el culo, como toques mí polla recibirás un pequeño castigo, de pie con las piernas abiertas y las manos en la nuca, Tomás empezó a recibir los lametazos de un sumiso Roberto que temblaba como una hoja, lo de lamer sobacos no era algo que él haría pero por estar con Tomás, aceptó con gusto, mientras le comía el culo su mano instintivamente le agarró la polla recibiendo una coz que lo tiró al suelo. Tomás salió del cobertizo echando pestes por la boca, regresó a los pocos minutos con la cadena de su perra muerta y una pequeña correa, Roberto seguía en el suelo estaba paralizado sin saber que hacer, Tomás lo agarró del pelo y lo alzó, le colocó el collar que aún tenía restos de sangre y le indico que le siguiera a cuatro patas, salieron del cobertizo, hacía frío por lo que sólo le dieron un par de vueltas, en la entrada Tomás le preguntó si tenía frío y este le dijo que sí, soltó una carcajada y le empezó a mear, ¿has visto que calentita esta? se dio cuenta de la cara de asco que Roberto hacía, paró la meada y le dijo, si la quieres chupar la boca y ojos has de abrir. Roberto así lo hizo pero no solo eso sino que se acercó aún más a Tomás quería su premio a cualquier precio. Mientras le acariciaba la cabeza le acabo de mear, estiró levemente de la cadena y se dirigieron al pequeño catre que había dentro a su pies se detuvieron y mientras le quitaba la cadena le dio un morreo que casi le deja sin respiración, lo abrazó y le susurró al oído,  ahora soy todo tuyo.

Se sentaron en la cama juntos, se miraban, Roberto estaba intentando asimilar todo lo que había pasado, se puso a llorar, Tomás le empezó a dar pequeños besos en los labios le cogió la mano y se la puso en su polla que rápidamente se puso dura, mira aquí esta tu premio disfrútalo,

Roberto se arrodilló y le paso la lengua por el glande, despacio saboreando y disfrutando de ese momento, poco a poco la lamida fue convirtiéndose en mamada, los gemidos de placer de los dos se entrelazaban, se incorporó y se sentó sobre su polla mientras sus lenguas buscaban el fin de sus bocas, sus caderas se meneaban circularmente y la corrida de Tomás vino demasiado pronto.

Roberto se incorporó, pasó los dedos por su culo y recogió el semen que brotaba de él se lo llevó a su boca y le dio un morreo  a Tomás mientras le levantaba las piernas y le metía su polla despacio, disfrutó durante unos momentos del calor de su ano y empezó una enculada brusca y sin control ,se corrió y acabaron los dos abrazados, exhaustos y quien sabe si juntos para siempre. 

 

Voyeurismo y el cuarto oscuro 

Leo era un observador nato, un sabueso de la honestidad, un neurocirujano de la hipocresía la cortaba con el bisturí de la verdad y se deshacía de ella, era un animal con mayúsculas.  Esa noche el vicio lo tenía subido y sublime, como la lívido y quería experimentar con la sabiduría del voyeurismo, quería satisfacerlo. No recordaba la última vez que lo practicó, últimamente lo tenía olvidado como a su gran amante que aún navegaba por las venas de su corazón.

Se dirigió a un local cochambroso de crussing y oscuro donde se practicaba sexo sin pudor, sin fronteras, ni respeto, cuando entrabas a ese pub olía a semen recién ordeñado, y se te clavaban las miradas de los que estaban dentro, esperando su turno, como el de una carnicería humana, eras un posible alimento para satisfacer el hambre del sexo express, eras un trozo de carne con forma de falo y culo.

Entró con aires de realismo, sin muchas expectativas que hubiera carne fresca, ya que estos antros estaban en declive por culpa de las malditas aplicaciones, donde era más fácil encontrar lo que querías y hacer la orgía en casa y más cómodo.

Ya estaba dentro, se acercó a la barra sin titubear, se pidió un ron con hielo y sin refresco, bebió un buen trago, él observaba a la clientela que estaban apoyados en la larga barra y en la antesala que era una especie de pub, para poder charlar y conocer algún chico, los otros chicos le observaban a él, sin tapujos. Se terminó su copa y se pidió otra, quería entrar en calor rápidamente, pagó con su móvil. El camarero de pelo corto, ojos de color marrón oscuros y pelo en el pecho, no llevaba camiseta, era un chico simpático y muy guapo, le ofreció condones, él los cogió se los guardo en el bolsillo. 

Se encontraba preparado para entrar a la trastienda, entre bastidores, el ron le animó mucho, hizo el recorrido correspondiente, se iba deslizando poco a poco por la oscuridad como un gato en celo, entró en el showroom del vicio, era una habitación grande y en el centro había una gran cama redonda, hecha a medida, color roja, recordaba a las que habían en los prostíbulos del París de principio del siglo veinte, su estilo era art decó, había unos cuantos personajes tumbados en ella, cuatro, con los pantalones desabrochados, bajados hasta las rodillas y enseñando las pollas todas duras mientras se la tocaban, esperaban su turno, había un chico de rodillas que no estaba rezando, que hacía de bufón del circo sado, iba lamiendo las pollas una a una como un chupachu, las aspiraba, las iba absorbiendo, habían pocas pollas para ese chico tan necesitado de mamar, era una manada de lobos con su presa fácil, al chico lo habían desnudado, era muy jovencito, sobre 25 años, se volvía loco comiendo pollas, se corrían por su boca y sobre su cuerpo sin pelos y piel blanca, esos cuatro hombres maduros. 

Él se tragaba el semen como si estuviera en plena lactancia, un hombre se levantó de esa cama del placer carnal para meterle su gran polla en ese culo imberbe, pero bien abierto, ese trasero tenía grandes añadas de preñadas, estaba muy experimentado en enormes folladas, se corrió en su culo le salía el semen de dentro porque no cabía más en su interior. 

Leo observaba con sus prismáticos lascivos todo ese espectáculo de sadismo, ya empezaba a sentir el hormigueo del morbo que lo tenía algo seco por el estrés del trabajo, empezó a despertársele con furia, notaba la erección de su polla entre sus vaqueros viejos y desgastados, le daba latigazos en su vástagos huevos de placer. Siguió andando por ese laberinto de local, tenía tres mini habitaciones para tener algo de privacidad, duchas abiertas donde habían un par de hombres duchándose juntos, frotándose con la fiebre loca calenturienta que se la provocaba que los vieran  magreándose, eso les excitaba muchos, les complacía la perversión de ser mirados. 

Ese antro era un parque de atracciones para adultos sin prejuicios, lo habitaban todo tipo de hombres, hasta casados con mujeres que las tenían engañadas y lo peor de todo se autoengañaban cínicamente, se encontró a un tipo corpulento de unos 50 años tumbado en el potro, atado con arneses no podía moverse, la boca la tenía tapada con una mordaza con una bola de goma, mientras otro hombre con un físico atlético y robusto le metía su gran puño con cardenales por el culo, el hombre gemía de placer y dolor,  mientras tres hombres hacían corrillo y se masturbaban con la sintonía de una orquesta filarmónica.

Leo necesitaba más, ya se había enrolado a ese ejército de sadomasoquistas, tenía que terminar de satisfacer a su parafilia, le dominaba, era un lobo aullando, gimiendo y siguió con el recorrido en el universo metasexo, deambulando por los pasillos, vio una puerta medio abierta de una de las mini habitaciones habían dos chicos con camisetas de tirantes y sin pantalones, la curiosidad le invitó a entrar, uno de ellos estaba inalando popper, estaba eufórico y desatado el otro le estaba comiendo el culo, Leo permaneció en un rincón del habitáculo, eran una pareja, el que estaba inhalando le dijo ven guapo, se empezaron a morrearse, Leo se le puso la polla dura como una espada de un ninja, el otro chico le bajó los pantalones le empezó a comer la polla mientras le comía el culo a su pareja, luego cogió la polla de Leo con su mano suave se  dirigió al de culo de su novio, le invitó a que la introdujera, Leo estaba súper excitado, empezó a sacarla y a meterla una y otra vez,   gemían los tres de placer cada uno por sus razones, dos por estar follando y el tercero por contemplar como se follaban a su chico, Leo gritaba ¡me voy a correr en tu culo!

-El novio de decía “hoy el culo de mi chico es todo tuyo, préñaselo ” 

Leo le dejó todo el culo lleno de leche muy caliente. 

El novio le decía cariño fóllame tú ahora, termíname de llenarme mi culo y dejárme embarazado, y eso hizo, fue meterla y enseguida se corrió, los tres terminaron besándose lascivamente.

Leo se vistió, se despidió con una sonrisa de placer y un hasta pronto.

Esa noche durmió como nunca.


Sumisión

Jackson, el Palote, a sus 27 años y su 170 cm, es un hombre forjado en la calle, con varias entradas a la cárcel por problemas de drogas, es un despiadado distribuidor y con varios camellos a su servicio en la zona sureste de Caracas. En la cárcel se hizo con su fama de hombre cruel y a quien no se le podía negar nada, pero también le había cogido gusto a follarse a otros hombres como muestra de su poder y como un desahogo sexual fácil. Pocos se habían negado a sus deseos, el precio que tuvieron que pagar por esa decisión había sido alto e implacable. 

Su sobrenombre, el Palote, se debía a su descomunal polla de 21 cm, de la que nadie nunca olvidaba, una vez que la sentían dentro del culo… tampoco lo olvidaban por la cicatriz de su cara, producto de una pelea en prisión.

Hace 6 meses El Palote tenía la urgente necesidad de un contador y secretario de confianza para llevar sus “negocios”. Su hermana le envió a un vecino, Carlos un hombre divorciado de 36 años y 1,80 cm de estatura, con su barba y su cuerpo peludo bien cuidado. Fue a la entrevista de trabajo muy temprano y Jackson se estaba apenas despertando. Lo hizo pasar para conversar antes de entrar a ducharse, por lo que sólo estaba con una minúscula toalla. Lo primero que el aspirante a contador noto, fue la enorme polla que se asomaba por fuera de la toalla, mientras El Palote preguntaba y explicaba el trabajo, Carlos no dejaba de ver la gran polla, no por sentirse atraído ya que no era gay, si no por el tamaño y simple curiosidad. Hasta que Jackson se percató que el aspirante al trabajo le veía la polla repetidamente su lado depredador salió a flote, se paró del banco donde estaba y fue directamente a tocar a Carlos, este retiro la mano que lo exploraba lascivamente y le dijo: 

“Perdone señor Jackson, no soy homosexual, pare por favor!”

El Palote replicó:

“No te estoy preguntando, ¡tu calla!” “Si no te gusta, puedes irte, pero tu y los tuyos aténgase a las consecuencias!”

Su voz sonó tan autoritaria y amenazante que no dejaba duda de sus intenciones, Carlos quedó en completo shock y no atinó a decir o hacer nada mientras era manoseado y desvestido bruscamente. Jackson acercó su cara al cuerpo del paralizado visitante y comenzó a olfatearlo, olía a hombre con un perfume caro pero también sintió el pánico, por lo que supo, que ya no habría barreras para hacer lo que quisiese. Y a Carlos le había quedado bien claro que no tenía salida, que tendría sexo contra su voluntad o quien sabe que le podría pasar a él y a su familia, lo que no se imaginaba era lo que resultaría de esto.

La toalla de Palote, cayó al piso, y si la polla en estado natural era grande, parada era descomunal. La mano de Carlos fue llevada a la fuerza al gigantesco pene y obligado a masturbarlo, luego, ya sin ropa y su cuerpo habiendo sido totalmente explorado y olido, le tocaba el turno a su boca. Con un movimiento firme, lo tomó por los hombros hasta que estuvo de rodillas frente a la polla y comenzó a tratar de forzar la mamada, Carlos tuvo algo de resistencia, sentía, eso sí el olor a orine y de alguien que acababa de despertar con los sudores de la noche. Como se negaba a abrir la boca, su respiración la corto apretando su nariz y diciéndole:

“Hazlo bien, coño de madre!” “Si siento tus dientes, te irás a casa sin ellos y si vomitas, no irás a casa, irás a un basurero!”

El terror se apoderó de Carlos, el tono de las palabras no admitía equivocarse, abrió la boca y empezó a mamar con sumo cuidado. Sentía el sabor salado y el olor penetrante, pero no se atrevía a negarse. Jackson comenzó a follarle la boca con fuerza y tomando el control con sus manos en la cabeza del abusado. Debido al tamaño de la polla, estuvo varias veces ahogado y a punto de vomitar mientras salivaba copiosamente. El Palote, estaba tan excitado con su nuevo juguete sexual que se corrió muy pronto, pero no sin antes advertirle a Carlos, que tenía que tragarse todo, nada podía caer fuera de su boca … .y así lo hizo.

Una vez saciado, llamó a su guardaespaldas y mandadero. 

“Tonton, llévate a este y prepáramelo como sabes que me gusta, voy a desvirgar este culo!” “Espero que esta vez lo hagas bien, no quiero tener que recordarte a quien le debes todo” “Lo quiero preparado en mi cama en 2 horas!”

Carlos con voz de pánico y súplica atinó a decir.

“Por favor, déjeme ir señor Jackson, le juro que no diré nada de lo sucedido, pero le pido que no me haga daño, no soy homosexual, por favor, por favor!” Repetía esto último una y otra vez.

Tonton lo tomó por el brazo, sin medir palabra y lo condujo fuera de la habitación, mientras Palote fue a ducharse como tenía planeado antes de la visita de Carlos.

Dos horas después, sobre la cama había un hombre en calzoncillos, tembloroso y ansioso, con un culo limpio como nunca y custodiado por Tonton. Luego de 3 agónicas horas de espera, apareció Palote y con un gesto ordenó al guardián fuera de la habitación, se quitó la ropa y se recostó al lado de Carlos, quien estaba inmóvil y sin atreverse a mirar o decir nada. Solo escucho las instrucciones, que  más bien se oyeron como órdenes:

“Quítate los calzoncillos y empieza a mamarme la polla, y esta vez quiero que me lamas los huevos!” “Me gusta empezar así, además recuerdas que llevaré siempre las riendas de la follada, tú estás para complacerme, ¡entendiste!”

Con cara de estupor, Carlos alcanzó a murmurar lo dicho anteriormente, que no era homosexual, que le dejara ir y que no diría nada a nadie; palabras que no hicieron mella en Palote, solo hablo en tono más alto y de orden:

“Comienza de una vez, no me hagas repetirte nada!”

Y así lo hizo Carlos, comió la polla y lamió los huevos, esta vez el desagradable sabor de esta mañana a meados no se sintió. Hizo todo como se le ordenó con la esperanza que al correrse, toda esta situación pasaría y podría irse a casa y olvidarlo todo.

Mientras le mamaba, Palote le indicaba que hacer y cómo. Hasta que le dijo que le pusiera el culo en la cara mientras seguía comiendo polla y huevos. Al sentir una lengua en su ojete, Carlos experimentó un placer que no conocía y que hizo reaccionar su polla, algo que trató de ocultar, pero no podía. Luego de tener su culo bien mojado con saliva, Jackson le ordenó acostarse boca abajo y comenzó a lubricar la polla, algo que estaba por ahora hombre virgen, y comenzó a introducir poco a poco su inmensa polla. A pesar de la saliva y el lubricante, cada milímetro que entraba era una agonía, lo hacía gritar y retorcerse, pero el miedo y la autoridad de Jackson, hizo que aguantara para que la gigantesca polla siguiera entrando hasta que estuvo toda adentro. 

Carlos mordía la sábana, apretaba los puños por el dolor, mientras Palote lo embestía una y otra vez. Siguió follandolo ignorando súplicas, gritos y hasta gimoteos, por un buen tiempo, hasta que la excitación por este culo que hasta unos momentos nunca había “probado” polla, no aguanto mas y se corrió como hacía tiempo no lo hacía.

Todavía dentro de Carlos, Jackson con lo que acababa de sentir, decidió que el contador, pasaba a ser de su propiedad y se quedaría a vivir y compartir su cama hasta que el cambiara de opinión.

Carlos empezaba a recuperarse físicamente pero no anímicamente, cuando Palote , llamó a Tonton y le dio instrucciones:

“Lleva a este a casa de su madre, que recoja lo que necesite y lo traes, se muda a vivir conmigo” “Pero primero ayúdalo a limpiarse el culo y a vestirse” “Lo quiero a partir de esta noche acostado en mi cama, así que no pierdan tiempo!”

Tonton asintió con la cabeza y Carlos, aturdido por lo sufrido, aún no caía en lo que pasaría, pero a partir de esta noche todo quedaría claro.



Mi marido brutalizado

David y Carlos ya tenían 5 años de relación, por otro lado la amistad entre David y Ximo pasaba los 15 años, ambos estuvieron saliendo, pero la relación por ser ambos activos, tuvo un final corto, aunque lo sexual y sentimental fue fallido, el conocerse dio paso a una amistad y hermandad sólida.

Por otro lado, Carlos y David tenían una relación muy cerrada, compartir con terceros estaba fuera de agenda, ambos ahora versátiles pero con Carlos tomando cada vez un rol más dominante y controlador de su pareja, en su vida sexual y en su día a día. David antes activo en todas sus relaciones, era ahora cada día más sumiso con Carlos, estaba poco a poco, siendo controlado en lo que hacía o con quien se relacionaba y lo estaba asumiendo de  forma natural. 

Carlos con su 1,74 centímetros y David con su 1,80 centímetros hacían una bonita pareja, el amigo de ambos, Ximo, era alto, 1,82, muy masculino y musculado. Los tres eran coetáneos, rondaban los 40 años.

Ese día David y Ximo reparaban un tubo de agua negras y sin más se partió, el agua sucia salió con fuerza y los cubrió de pies a cabeza, lo que los obligó a quitarse la ropa e ir de prisa a ducharse, y al estar ambos sin desnudos con el agua corriendo por sus cuerpos, se encendió instantáneamente el morbo. Se liaron en un apasionado beso, pero el reencuentro de sus cuerpos, de sensaciones olvidadas después de años de solo amistad había encendido las ganas de uno por el otro. 

La polla de Ximo era descomunal, gorda y grande. David la recordó con algo de miedo, mientras comenzaba a comerla, a olerla, a recorrerla con su lengua. Mientras Ximo en medio de la excitación, presionaba la cabeza de su amigo para que entrara toda la polla a su boca, cortándole la respiración y ahogándolo continuamente. Mientras el morbo y las ganas de más crecía entre los dos, se fueron a la cama y siguieron en un frenesí sexual, en lo que evidentemente ya no tenía regreso, y por supuesto olvidando el fracaso de su anterior relación. Estaban en un 69 mamándose y Ximo comenzó a comer el culo de David llenándolo de saliva y con su lengua abriéndose paso cada vez más profundo, cuando estuvo bien lubricado, se puso detrás de David y empezó a penetrarlo, aprovechando el calor del momento y que su amigo estaba totalmente entregado. Este último recordó por un instante que hacía 15 años lo folió resultando algo doloroso, pero esta vez era diferente. La calentura súbita de ambos estaba haciendo su trabajo, poco importaban los recuerdos.

Cuando la polla empezó a entrar el dolor por lo gruesa se hizo presente, pero a la vez con ganas de tenerla toda dentro, la combinación de dolor y placer le encendía más el morbo y le agradaba. 

Ximo comenzó con movimientos suaves hasta que sintió que toda su polla había entrado, con un grito algo fuerte de David y enseguida los gemidos de placer, todo era el combustible para el disfrute total. Estuvieron al menos 10 minutos en la misma posición, David acostado boca abajo y Ximo sobre él, con movimientos suaves pero firmes. Luego se recostaron de lado para continuar la follada para terminar de frente y besarse mientras lo penetraba cada vez con más ímpetu, David estaba siendo empalado fuertemente y ambos lo disfrutaban, la excitación, los cuerpos sudorosos y los gemidos llegaron al máximo hasta que David sintió como se llenaba su culo de leche, mientras que su propio semen le bañaba su pecho.

El calentón de ambos fue tal que no notaron las llamadas al móvil, que repetidamente sonaba y sonaba. 

Al fin oyeron la llamada del móvil de David, era de Carlos, anunciado que estaba por aparcar y le pedía a su pareja que lo ayudara con la compra.

David le dijo que estaba en el baño, mientras Ximo se vestía con rapidez para ir a ayudar a bajar la compra y darle tiempo a David al menos de asearse. Carlos, una vez llevó la compra a la cocina, pasó a la habitación a saludar a su pareja, quien apenas tuvo tiempo de limpiar algo su culo y de arreglar un poco la cama. Carlos lo abrazó por la espalda y comenzó a besarle el cuello y a susurrarle que estaba con muchas ganas de follar, y mientras entre caricias y caricias, empezó a desvestirse. 

David, evidentemente no podía decirle que no a su pareja, y sabía en su mente que empalmarse inmediatamente sería difícil después de la follada que tuvo con Ximo, así que optó por dejarse hacer lo que Carlos quisiera. Empezó a comerle la polla con la esperanza de que se corriera en su boca y no ser follado de nuevo porque notaría su culo húmedo y abierto por la descomunal polla de Ximo. Pero Carlos, que también tenía un pene inmensamente grande, le tiró boca abajo y se echó sobre él, escupiéndole el culo y buscando desesperadamente su ojete. Lo consiguió rápidamente y sin mucha dificultad, empezó a follarlo también con fuerza y más con el calentón que traía de todo un día pensando en su pareja. 

Esta vez, David estaba sintiendo algo más de dolor que placer, por lo que empezó a gemir y apretaba con sus manos la sábana para aguantar la dura follada que le daba Carlos. Fueron largos minutos de agonía más que de placer, por el uso doble de su culo por 2 pollas de más de 20 centímetros. Después de 30 largos minutos y habiéndolo follado en cuatro y ahora de lado, Carlos comenzó a correrse dentro de David. Apenas terminó, le sacó la polla llevándola a la boca de su pareja para que se la comiera, hasta dejarla limpia de leche, sin saber Carlos, que traía la leche de Ximo también. David estaba agotado, con dos preñadas fogosas en corto tiempo. Carlos reaccionó primero y fue a ducharse para ir a preparar la cena. David quedó desnudo sobre la cama con el culo a reventar de leche y la boca con el sabor de ambos.

Afuera en la cocina, Ximo no había quedado ajeno a los gemidos y a lo que decían mientras follaba la pareja de amigos. lo que hizo que volviera a pensar en volver a estar con David.