Sumisión

Al Grano

Publicado abril 14, 2024

Jackson, el Palote, a sus 27 años y su 170 cm, es un hombre forjado en la calle, con varias entradas a la cárcel por problemas de drogas, es un despiadado distribuidor y con varios camellos a su servicio en la zona sureste de Caracas. En la cárcel se hizo con su fama de hombre cruel y a quien no se le podía negar nada, pero también le había cogido gusto a follarse a otros hombres como muestra de su poder y como un desahogo sexual fácil. Pocos se habían negado a sus deseos, el precio que tuvieron que pagar por esa decisión había sido alto e implacable. 

Su sobrenombre, el Palote, se debía a su descomunal polla de 21 cm, de la que nadie nunca olvidaba, una vez que la sentían dentro del culo… tampoco lo olvidaban por la cicatriz de su cara, producto de una pelea en prisión.

Hace 6 meses El Palote tenía la urgente necesidad de un contador y secretario de confianza para llevar sus “negocios”. Su hermana le envió a un vecino, Carlos un hombre divorciado de 36 años y 1,80 cm de estatura, con su barba y su cuerpo peludo bien cuidado. Fue a la entrevista de trabajo muy temprano y Jackson se estaba apenas despertando. Lo hizo pasar para conversar antes de entrar a ducharse, por lo que sólo estaba con una minúscula toalla. Lo primero que el aspirante a contador noto, fue la enorme polla que se asomaba por fuera de la toalla, mientras El Palote preguntaba y explicaba el trabajo, Carlos no dejaba de ver la gran polla, no por sentirse atraído ya que no era gay, si no por el tamaño y simple curiosidad. Hasta que Jackson se percató que el aspirante al trabajo le veía la polla repetidamente su lado depredador salió a flote, se paró del banco donde estaba y fue directamente a tocar a Carlos, este retiro la mano que lo exploraba lascivamente y le dijo: 

“Perdone señor Jackson, no soy homosexual, pare por favor!”

El Palote replicó:

“No te estoy preguntando, ¡tu calla!” “Si no te gusta, puedes irte, pero tu y los tuyos aténgase a las consecuencias!”

Su voz sonó tan autoritaria y amenazante que no dejaba duda de sus intenciones, Carlos quedó en completo shock y no atinó a decir o hacer nada mientras era manoseado y desvestido bruscamente. Jackson acercó su cara al cuerpo del paralizado visitante y comenzó a olfatearlo, olía a hombre con un perfume caro pero también sintió el pánico, por lo que supo, que ya no habría barreras para hacer lo que quisiese. Y a Carlos le había quedado bien claro que no tenía salida, que tendría sexo contra su voluntad o quien sabe que le podría pasar a él y a su familia, lo que no se imaginaba era lo que resultaría de esto.

La toalla de Palote, cayó al piso, y si la polla en estado natural era grande, parada era descomunal. La mano de Carlos fue llevada a la fuerza al gigantesco pene y obligado a masturbarlo, luego, ya sin ropa y su cuerpo habiendo sido totalmente explorado y olido, le tocaba el turno a su boca. Con un movimiento firme, lo tomó por los hombros hasta que estuvo de rodillas frente a la polla y comenzó a tratar de forzar la mamada, Carlos tuvo algo de resistencia, sentía, eso sí el olor a orine y de alguien que acababa de despertar con los sudores de la noche. Como se negaba a abrir la boca, su respiración la corto apretando su nariz y diciéndole:

“Hazlo bien, coño de madre!” “Si siento tus dientes, te irás a casa sin ellos y si vomitas, no irás a casa, irás a un basurero!”

El terror se apoderó de Carlos, el tono de las palabras no admitía equivocarse, abrió la boca y empezó a mamar con sumo cuidado. Sentía el sabor salado y el olor penetrante, pero no se atrevía a negarse. Jackson comenzó a follarle la boca con fuerza y tomando el control con sus manos en la cabeza del abusado. Debido al tamaño de la polla, estuvo varias veces ahogado y a punto de vomitar mientras salivaba copiosamente. El Palote, estaba tan excitado con su nuevo juguete sexual que se corrió muy pronto, pero no sin antes advertirle a Carlos, que tenía que tragarse todo, nada podía caer fuera de su boca … .y así lo hizo.

Una vez saciado, llamó a su guardaespaldas y mandadero. 

“Tonton, llévate a este y prepáramelo como sabes que me gusta, voy a desvirgar este culo!” “Espero que esta vez lo hagas bien, no quiero tener que recordarte a quien le debes todo” “Lo quiero preparado en mi cama en 2 horas!”

Carlos con voz de pánico y súplica atinó a decir.

“Por favor, déjeme ir señor Jackson, le juro que no diré nada de lo sucedido, pero le pido que no me haga daño, no soy homosexual, por favor, por favor!” Repetía esto último una y otra vez.

Tonton lo tomó por el brazo, sin medir palabra y lo condujo fuera de la habitación, mientras Palote fue a ducharse como tenía planeado antes de la visita de Carlos.

Dos horas después, sobre la cama había un hombre en calzoncillos, tembloroso y ansioso, con un culo limpio como nunca y custodiado por Tonton. Luego de 3 agónicas horas de espera, apareció Palote y con un gesto ordenó al guardián fuera de la habitación, se quitó la ropa y se recostó al lado de Carlos, quien estaba inmóvil y sin atreverse a mirar o decir nada. Solo escucho las instrucciones, que  más bien se oyeron como órdenes:

“Quítate los calzoncillos y empieza a mamarme la polla, y esta vez quiero que me lamas los huevos!” “Me gusta empezar así, además recuerdas que llevaré siempre las riendas de la follada, tú estás para complacerme, ¡entendiste!”

Con cara de estupor, Carlos alcanzó a murmurar lo dicho anteriormente, que no era homosexual, que le dejara ir y que no diría nada a nadie; palabras que no hicieron mella en Palote, solo hablo en tono más alto y de orden:

“Comienza de una vez, no me hagas repetirte nada!”

Y así lo hizo Carlos, comió la polla y lamió los huevos, esta vez el desagradable sabor de esta mañana a meados no se sintió. Hizo todo como se le ordenó con la esperanza que al correrse, toda esta situación pasaría y podría irse a casa y olvidarlo todo.

Mientras le mamaba, Palote le indicaba que hacer y cómo. Hasta que le dijo que le pusiera el culo en la cara mientras seguía comiendo polla y huevos. Al sentir una lengua en su ojete, Carlos experimentó un placer que no conocía y que hizo reaccionar su polla, algo que trató de ocultar, pero no podía. Luego de tener su culo bien mojado con saliva, Jackson le ordenó acostarse boca abajo y comenzó a lubricar la polla, algo que estaba por ahora hombre virgen, y comenzó a introducir poco a poco su inmensa polla. A pesar de la saliva y el lubricante, cada milímetro que entraba era una agonía, lo hacía gritar y retorcerse, pero el miedo y la autoridad de Jackson, hizo que aguantara para que la gigantesca polla siguiera entrando hasta que estuvo toda adentro. 

Carlos mordía la sábana, apretaba los puños por el dolor, mientras Palote lo embestía una y otra vez. Siguió follandolo ignorando súplicas, gritos y hasta gimoteos, por un buen tiempo, hasta que la excitación por este culo que hasta unos momentos nunca había “probado” polla, no aguanto mas y se corrió como hacía tiempo no lo hacía.

Todavía dentro de Carlos, Jackson con lo que acababa de sentir, decidió que el contador, pasaba a ser de su propiedad y se quedaría a vivir y compartir su cama hasta que el cambiara de opinión.

Carlos empezaba a recuperarse físicamente pero no anímicamente, cuando Palote , llamó a Tonton y le dio instrucciones:

“Lleva a este a casa de su madre, que recoja lo que necesite y lo traes, se muda a vivir conmigo” “Pero primero ayúdalo a limpiarse el culo y a vestirse” “Lo quiero a partir de esta noche acostado en mi cama, así que no pierdan tiempo!”

Tonton asintió con la cabeza y Carlos, aturdido por lo sufrido, aún no caía en lo que pasaría, pero a partir de esta noche todo quedaría claro.



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